No había olvidado a Íole, levante en armas a Tirinto (la ciudad fortaleza que gobernaba) y ataque a Ecalia. Mate al rey Éurito y a todos sus hijos y parientes y rapte a Íole. Para celebrar tan tamaña victoria dí un festín en el que sacrifique doce bueyes en honor a Zeus. Encargué a Deyanira una túnica, pues la que llevaba estaba estropeadísima tras la lucha, y quería estar presentable en tal acontecimiento. Ésta, muerta de celos al pensar que su marido prefería a Íole, echó en la túnica la sangre de Neso, a la cual creía una pócima del amor. Sin embargo, la sangre del centauro resultó ser un veneno mortal de devastadores efectos. En cuanto me puse la túnica, note que mi piel se quemaba. Intente quitarmela, pero el veneno se había pegado a mi piel. Creyéndolo el autor de la fechoría, cogió por los pies a Licas, el sirviente que le había traído la túnica por orden de Deyanira, y lo arrojó al mar. Cuando Deyanira se enteró de lo que realmente había hecho, se suicidó ahorcándose (otras versiones afirman que se apuñaló en el pecho). Sin embargo, el veneno no mató al héroe, pero le produjo tal dolor que él mismo pidió que lo mataran para terminar con su agonía.
MI sobrino, amigo, amante y compañero de aventuras Yolao prendió la pira (según otras versiones fue Filoctetes, o Poeas) en la que muri abrasado, vistiendo las pieles del león de Nemea por encima de la túnica envenenada.